jueves, 30 de julio de 2009

Hagamos un inciso...


Queridos telespectadores, radioyentes y ejecutivos de 20 minutos, tengo noticias frescas, oiga. Ha empezado ya el verano, ya he sacado el edredón y he puesto una bolsa de agua fría en la cama, espero que ustedes lo hagan también, y no vale decir que viven en un pais nórdico y que allí hace un frío que te hiela los pezones, a mí no me echen la culpa, échensela al señor con barba y un triángulo en la cabeza.

Como habrán comprobado por el alienteo, les habla el Capitán Rumikel (RMK) con voz alta y clara (el paquete de ducados en la manga del brazo solo es para impresionar), y con alguna que otra falta de hortografía, ya saben que lo mío es lo de las fotos, esto de encadenar palabras disonantes es cosa del Superintendente Vicente. Pero esta mañana he recibido una nueva misión. Mientras dormía mi siesta de las 11.30 alguien ha aporreado la puerta de mi apartamento. Era una hermosa cartera (de las que traen cartas, no de las de piel) que me ha dado los buenos días, me los he guardado, y me ha entregado el siguiente telegrama:

"Despreciable Capitán - coma - tengo que ausentarme durante un periodo indeterminado - coma - que va a ser de unos 30 días indeterminados y puede que no correlativos - coma - quizás los ordene por orden alfabético pero en ningún caso determinado - punto y seguido - Tampoco puedo decirle dónde me podrá encontrar - coma - como ya le he dicho esta todo por determinar - punto - Sí puedo determinarle que le he cogido prestada la caravana y su seat supermiriaflore - coma - al que por cierto podría haberle puesto gasolina -coma - he tenido que vender el asiento del conductor y parte de los alerones para poder pagar los primeros litros - coma - los siguientes se los he cambiado por el maletín que tenía en el asiento de atrás, no he entendido lo que ponía escrito en letras doradas - coma - desde cuando sabe usted alemán - interrogante y punto y aparte - Durante mi ausencia le dejo a cargo del blog - coma - cuídelo - coma - dele de comer una vez a la semana y límpieme de chinos marranos los comentarios - coma - que los dejan hechos una porquería con tanto dibujito y link (los links guárdelos en una carpeta que hay junto al blog y no haga preguntas) - punto y aparte -

Haga chistes que se entiendan fácil - coma - eso gusta a los lectores y hace subir el nivel literario y métase con algún político - coma - eso nos evitará tener que presidir alguna mesa electoral en el futuro - punto y final - pd. coja una cerilla y prenda fuego a esta nota - coma - no se la fume que le conozco y luego cuando llega al bar y se toma una cerveza empieza a recitarlo todo - punto, puntísimo- "

Así que este verano me toca trabajar, ¡vaya! espero no decepcionarlos... no dejen de leernos, pronto volverá Vicente con su verborrea habitual. Yo, aprovechando que él no esta voy a instalarme en su piso y mirar si queda algo en el mueblebar.

Lo curioso del caso es que mi seat sigue en la calle cubierto de papelitos amarillos en el parabrisas (bonita palabra). Junto a él hay una señora que parece una gamba con bermudas, chanclas y calcetines, gritando:

- kartofens! Wo ist meine limunsina?

Hace cara de poca salud, de haber bebido mucha cerveza, ya se sabe, estos guiris...

¡Felices vacaciones!

domingo, 26 de julio de 2009

Fly me to the moon

Extracto del diario de Demetrio Rumikel Laffayette, el astronauta español que además de antepasado del Capitán Rumikel, fue el cuarto integrante de la misión espacial que llegó a la luna a bordo del Apolo XI y cuya presencia ha sido silenciada hasta ahora a causa de las increíbles revelaciones que contiene.

Día 0
Ya sé que hasta mañana no salimos, pero yo me he venido un día antes para pillar un sitio junto a la ventanilla. La nave está bien, las cosas como sean, no le falta de nada. He pensado que estaría bien darle un toque cálido y por eso he puesto unos dados de espuma colgando del espejo retrovisor. Estoy muy contento de formar parte de esta misión histórica. Lo único malo es que con los nervios se me ha cerrado el estómago y llevo 4 días sin hacer caca. Espero que no me entre el apretón en la luna.

Día 1
El lanzamiento ha sido un éxito. Sin embargo, entre la tripulación han surgido los primeros problemas. Cuando llevábamos sólo 10 minutos de viaje me he acordado que me había dejado el aire acondicionado enchufado en casa. Les he dicho de volver y se han negado en redondo. Me he puesto un poco farruco y al final hemos tenido que llamar a Houston y desde allí me han asegurado que ellos se harán cargo de la factura de la luz.
No sé si me llevaré bien con la gente. Armstrong es un poco chulito con esto de que ha ganado nosecuantos Tours de Francia y que sabe tocar la trompeta. No Aldrin no podré hablar mucho porque no sabe pronunciar la erre y me entra risa cuando dice palabras como "rinoplastia" "rifirafe" o "gustirrinín". Collins es el más normal, dice que lo que más le apasiona de la misión es que todo el mundo se acordará de su nombre para siempre.
Al final de la tarde la hemos vuelto a tener porque parece ser que está prohibido sacar la mano por la ventanilla. Estos de la NASA son un poco gilipuertas con sus normitas.

Sigo sin hacer de vientre.

Día 2:

El Universo está bien, pero es un poco monótono. Visto un planeta, vistos todos. Aquí dentro no hay mucho que hacer: los americanos no saben jugar a cartas, en la tele no se pilla ninguna cadena y no me he traído nada para leer. Para entretenerme un poco he cogido el micro y he dicho "Houston, tenemos un problema". Cuando me han contestado les he comentado que si una nave sale de Plutón a 120.000 kilómetros por hora y otra sale de Cuenca en dirección Venus a toda pastilla, ¿cuándo se encuentran en Saturno? Se han vuelto a enfadar conmigo. Me tienen manía.

Me aburro. Y me siento hinchado. Necesito evacuar o aquí se puede armar la marimorena.

Día 3:

Decididamente, Armstrong es idiota profundo. Después de comer nuestra menestra de verdura y pollo a l'ast en pastillas, me ha entrado el apretón. A toda prisa me he ido al baño, he estado casi media hora para descubrir cómo quitarme el traje y cuando ya estaba en ello, el tío cabrito ha enchufado lo de la gravedad y allá que nos hemos ido por los aires. Qué asco, hay caca por todos lados. Cuando por fin he conseguido salir del baño los tres estaban muertos de risa. Tontos, esta me la guardo.

Después de la siesta hemos llegado al término municipal de la luna. Por desgracia, está en cuarto menguante y nos las vamos a ver canutas para encontrar sitio donde aparcar el trasto. Hemos vuelto a llamar a Houston (entre lo de mi aire acondicionado y la factura del teléfono, no sé yo si les va a salir rentable esto) para ver quién será el primero en bajar de la nave. Nos han dicho que a ellos plim, que nos lo juguemos a piedra, papel, tijera. Ha ganado Armstrong. Qué potra tiene. A Collins le ha tocado quedarse en la nave. Hemos intentado consolarle diciéndole que ahora que ya sabe el camino puede venir otro día y que total en la luna tampoco hay nada que valga la pena. Pero no ha servido, lleva un mosqueo tremendo.

Día 4:
Ja ja, ¡qué pringaos estos americanos! Se la he metido doblada y me he vengado por lo de la bromita del cuarto de baño. Hemos podido aparcar la nave sin rayarla y antes de que bajara Armstrong he mirado por la ventanilla y les digo "vaya por Dios, ya hemos metido la nave en zona azul". Y ninguno de ellos había traído suelto, excepto yo, que siempre llevo calderilla por si veo a un mimo, tirárselo a la cabeza. Así que me he ofrecido a bajar y sacar el ticket y los tíos se lo han creído. O sea, que he sido el primero en pisar la luna. ¡¡¡Tooooooppp!!!

¡Qué mosqueo en Houston! Me han dicho que cuando llegue voy a flipar, pero oye, que me quiten lo pisao. La luna, así por encima, es un bluf. Que sí, que está ahí y que alguien tenía que ir, pero vamos que no tiene mayor atractivo. Mucho cráter, polvito blanco y poco más. Ni una zona verde, ni un banco para sentarse ni nada. Hemos estado un cuarto de hora los tres por aquí dando saltitos y luego nos hemos mirado y les he dicho que nos vayamos antes de que se haga de noche. A Aldrin le ha hecho risa. A Armstrong también, pero como estaba enfadado ha hecho como si no.

O sea, que ya está, el hombre ha estado en la Luna. Y ahora, para casa.

Día 5:
Quiero llegar a casa ya. Collins y Armstrong siguen enfadados y no dicen ni mú. Y Aldrin está súper pesado porque no dejan de ocurrírsele frases mejores que lo del paso para el hombre y la humanidad. Es lo que pasa, que en el momento igual no se te ocurre nada mejor y ya en casa, tenía que haberle dicho esto, tenía que haberle dicho lo otro y tal.

Encima me dejé el paquete de Ducados en la luna y no me puedo ni fumar un piti. Me aburro.

Huy, diario, te dejo, que Armstrong acaba de salir corriendo al baño. Al menos, vamos a echarnos unas risas.

jueves, 16 de julio de 2009

20 minutos de boicot


Leer de principio a fin una novela de Lucía Etxebarría, encontrarle sentido a una canción de Pau Donés, sentir atracción por Pedro Ruíz, reprimir los impulsos de apedrear a Ramoncín, ver un programa de Pablo Motos sin acabar dándote cabezazos contra la pared...

Todo esto es más fácil que votar por nosotros en el concurso del periódico 20 minutos.

Resulta que para manifestar tu apoyo tienes que registrarte en su web. Vale, lo hago. Y una vez hecho, van y te dicen que debes tener un blog. Y que ese blog debe estar incluido en su blogosfera. Para incluirlo, debes volver a registrarlo. Luego envías un SMS con el mensaje "Cabritos" al 9665, rezas tres avemarías, y golpeas los tacones deseándolo con todas tus fuerzas...

Sinceramente, he visto instrucciones de montaje de muebles de Ikea menos complicadas.

Entendámonos y hablemos claro: para que la gente te vote debes ir metiéndote por todos los blogs inscritos en la blogosfera del 20 minutos e ir dejando comentarios tipo: "me encanta tu blog, qué interesantes son las fotos del cumpleaños de tu sobrina. Pásate por el mío y ya me dirás qué te parece". Y si tú les votas, ellos te votan.

Un cognazo, vamos.

Y una decepción. Porque nos hacía ilusión. Yo ya me había comprado el traje para la gala, que se celebra en el mismo sitio donde se hacen todas las galas. Lo reconoceréis porque en la segunda fila, a mano derecha, está sentada Pilar Bardem. Vive allí, vamos. Había hablado ya con Pertegaz e iba a lucir una minifalda-pantalón beige, un chaleco de rejilla y un sombrero tirolés (qué menos). Y el Capitán había gastado todo su dinero en una diadema, que iba a ser todo su atuendo.
Incluso íbamos a hacer la broma en el discurso de decir "seré breve" y sacar un papelito que se desplegaba hasta al suelo, como si lo fuésemos a leer, ¿lo entienden? Ja, ja, qué bueno, se le ocurrió al Capitán, para que luego digan de si las drogas esto o si las neuronas nosequé. A mí se me había ocurrido que si venía Bibiana Aído, diría "seré breva", y sacaría un higo, que también se desplegaría hasta el suelo, ah, qué buenos somos, lástima que no se nos pueda votar.

Pero oigan, esto no queda aquí. El Capitán y quien les habla estamos trabajando en un plan para hundir inmisericordemente a este periodicucho. Les cuento, llevamos toda la semana yendo a la puerta del metro, cogiendo un ejemplar y... ¡¡¡salimos corriendo sin pagarlo!!! Ja, ja, ja, donde las dan las toman. Sí, cansa, porque para que no nos pillen corremos 40 minutos seguidos sin mirar atrás, por si nos siguen.

Hemos hecho unos cálculos. No sabemos qué vale un periódico, pero así al vuelo, por la cantidad de letras que hay calculamos que no debe bajar de los 300 euros. Y si robamos 2 por día, por 59 días que tiene un año, nos sale que les estamos provocando unas pérdidas de alrededor de 92 millones de euros al año. O sea, que si dentro de un año revendemos los periódicos (estas cosas son como el vino, de un día para otro van aumentando su valor), calculamos que muy pronto podremos fichar a Cristiano Ronaldo para jugar en la liga de los jueves.

¿Cómo lo ven? Maquiavélicos, pero eficaces, ¿verdad? (Nota mental: avisar al Capitán para que nos dé de alta en los premios del periódico Expansión a la mejor iniciativa económica privada.)

Además, con lo que nos sobre, compraremos unas rotativas con dos objetivos claros:

- Ponerlas en marcha, esperar un rato fuera y entrar gritando ¡¡¡Paren las rotativas!!!, ya que es algo que siempre nos ha hecho ilusión.

- Y crear el periódico "19 minutos". O sea, un periódico que se lee en un minuto menos que el otro. ¿Te imaginas ahorrar un minuto al día? Si un mes tiene 97 días y un año 2 meses, te sale que con nuestro periódico ahorrarías 365 días al año. ¿Tú sabes la de cosas que puedes hacer en ese tiempo? La pregunta que se estará haciendo usted ahora es: ¿cómo no se nos había ocurrido antes? Ah, es el truco, adelantarse, ver más allá, ser proactivo, buscar la excelencia.

Sí, sí, muy listos, pero ¿cómo harán para ahorrar ese minuto? ¿Eliminarán información? O sea, ¿censurarán? Ahhhh, ¡¡¡censura!!! ¡¡¡que vengan los de Greenpeace!!! (Nota mental dos: despedir a la persona contratada para hacer preguntas en mis escritos)

No señores, hemos vuelto a hacer cálculos y creemos que se puede ahorrar mucho espacio y mucho tiempo si en todas las noticias donde aparece el nombre de Francisco Camps ponemos Paco Camps. Y donde aparezca Rita Barberá, acortamos con "It".

Con eso nos basta y nos sobra.

Y ya verán, en menos de 6 meses o medio año aproximadamente, 20 minutos sólo será un recuerdo del pasado. Y el monopolio de la información estará en nuestras manos. Y haremos un concurso de blogs en el que sólo podamos participar nosotros. Y ganaremos.

Y entonces se habrá hecho justicia.

Y para que así conste, lo dejo escrito, en Tudela, a 35 de agosto del año 1.596.


Firmado:

Nosotros.


P.D. Por ahora tenemos un voto. Vamos por delante de Soraya, de Hernández Mancha, de Izquierda Unida y de Remedios Amaya. Aunque esta última parece que empieza a remontar...



viernes, 10 de julio de 2009

Vidas bipolares. Hoy, Franz Kakfa

Dijo Camilo José Cela en una entrevista algo así como que España es un país tan pobre que no puede permitirse el lujo de tener dos opiniones distintas de una misma persona. Luego comentó que era capaz de engullir un litro de agua vía anal y todos nos quedamos con esta segunda frase, dándole sin pretenderlo, la razón.

Esta introducción me viene al pelo para presentar la nueva sección del blog, Vidas Bipolares (aunque también había pensado en llamarla Bi-das), en la que debido a mis vastos conocimientos de historia, literatura, filosofía y balónvolea, voy a tratar de echar luz sobre otras partes menos conocidas de las biografías de los grandes prohombres de la humanidad, entre los que todavía (tiempo al tiempo), no me incluyo.

Y para comenzar, nada mejor que la vida oculta de Franz Kafka. ¿Qué es lo primero que se le viene a la cabeza cuando escucha este nombre? ¿Un tipo triste? ¿Un pesimista irredento? ¿Una excusa para decir que no entiendes algo y seguir pareciendo listo (¡esto es kakfiano!) ¿Un sombrero tirolés? Ya, ya, es que están en migración (ver post de abajo). Mas dejémonos de zoología y adentrémonos en la Praga de finales del siglo XVIII (dieciocho).

Quizás les sorprenda, pero Franz era un tipo alegre y jovial como una castañuela a la que le ha tocado la lotería. El Pischa de Praga, le llamaban. Franz iba de un café a otro con su perro, llamado Mistetas, contando chistes y divirtiendo al personal con sus anécdotas.

Se han encontrado escritos que afirman que suya fue la invención del chiste de estirar del dedo. Y Vladak Smirnoff, coetáneo suyo, cuenta en su libro de memorias "Y eso que no había post-its" lo siguiente:

"En aquellos años, Praga era una fiesta. El sonido de los acordeones te acompañaba desde que te levantabas hasta que te acostabas. Sobre todo si trabajabas en una fábrica de acordeones. Y el principal actor de aquella orgía de risas era el bueno de Franz. Cuando él y su perro llegaban al café, todos callaban, esperando ansiosos a ver con qué chascarrillo nos sorprendía. Recuerdo una vez, en invierno, fuera había nevado y debíamos estar a unos 20 grados bajo cero. Y llega Franz y dice, "qué viruji, ¿eh?". Sólo de recordarlo se me pone la piel de gallina. Y me salen plumas y pico. Co, co, co...".

De día, Franz se ganaba la vida como agente de seguros, pero al caer la noche Franz se transformaba en un monologuista increíble e iba de café en café con su pared de ladrillos y su taburete, haciendo las delicias de los pragueros: ¿se han fijado alguna vez en que en todas las cestas de mimbre de las señoras que van a hacer la compra siempre hay una hoja de lechuga? Ja, ja, ja, venga la risa.

Pero un fatídico día, todo cambió. Como cuenta su ex-amigo, Luboslav Mladenov Penev en el documental "Me pillas en Praga's", "Esa tarde estuvimos comando un café Franz el pisha y yo. Y me contó su próximo proyecto, una novela de humor en la que un hombre se levanta convertido en escarabajo. Estaba emocionadísimo con la obra, todo eran gags hilarantes y frases con doble sentido que incluso me hicieron saltar las lágrimas de tanto reír. Y porque me quemé con el café. Pero al irse a casa sucedió la gran tragedia. Su perro, su amigo inseparable, se escapó. Lo buscó día y noche y no lo halló. Cuando volvió al bar y preguntó "¿Chicos, habéis visto a Mistetas?" todos nos levantamos y con una gran sonrisa le contestamos "¡¡No, pero nos gustaría verlas!!" y nos echamos a reír a carcajada limpia. Sólo de recordarlo se me pone la piel de gallina. Y pongo un huevo. Y laxo mi actitud sexual. Co, co, co..."

Franz nunca volvió a ver a Mistetas. Su vida sufrió una metamorfosis y cayó sumido en una profunda depresión. Se encerró en su habitación a escribir las obras por las que ha pasado a la posteridad y unas cartas para su padre y ya no volvió a sonreír hasta unos cuantos años más tarde, cuando el médico le dijo que le quedaban pocas horas de vida debido a su tuberculosis.

- ¿Qué? ¿Le hace gracia saber que va a morir?
- No, es que pensaba que moriría por lo del dedo.
- ¿Qué le pasa en el dedo?
- Estire y verá, estire...







jueves, 2 de julio de 2009

Los Ángeles de Vicente


Cuando me enteré del fallecimiento de una de las actrices de Los Ángeles de Charlie, muchas cosas pasaron por mi cabeza. Entre ellas, un sombrero tirolés que se me posó y me acompañó hasta ayer, cuando partió en migración junto a su bandada hacia testas más cálidas del norte de África.

Si tuviese que quedarme con un animal, sería sin duda el sombrero tirolés: es noble, elegante, fiel, aguerrido y tiene, junto con la camiseta imperio, uno de los rituales de reproducción más cómicos del reino animal. Ja, ja, sólo de recordar a dos sombreros tiroleses en época de celo me entra risa, ja ja. Lástima que un 89% de las sombreras no sobrevivan al parto y sus cuerpos inertes aparezcan varados en las costas, comidos por los peces y por los portalápices marinos. Ja, ja, los portalápices marinos, ja ja. Otro día les contaré más cosas sobre animales, recuérdenmelo cuando me vean por las calles dando saltitos con mi saltapic o asomado a una ventana lanzando miguitas de pan a los sinfonieres.

También me vino el recuerdo de cuando en un intento de modernizar la organización secreta en la que trabajo, mis superiores decidieron crear un cuerpo de élite femenino guiado por mí. Eran tres mujeres (de ahí lo de femenino) expertas en artes marciales y altamente cualificadas para desarrollar peligrosísimas misiones.
Formamos un equipo llamado, en un alarde de originalidad, Los Ángeles de Vicente (si esto fuera una historieta de Mortadelo y Filemón, ahora estaríamos en una viñeta muy grande con el nombre en letras gordas, o como las llaman los diseñadores gráficos, letrotas). Al igual que en la serie, ellas no me veían la cara, fue la única condición que pusieron para trabajar conmigo. Se llamaban Inga, Scarlett y Práxedes. Y eran de Noruega, de Suecia y de Sueca, che.

Nunca olvidaré cuando mi abuelo me regaló mi primer Werter's Original ni nuestra primera misión. Desde mi despacho apreté el interfono y dije: "Ángeles, dejad todo lo que estéis haciendo y venid, hay una misión urgente que cumplir."

Minutos después, entraron por la puerta:

- Perdona mi atuendo Vicente, pero es que estaba probándome el catálogo de lencería femenina de Women Secret y como has dicho que lo dejáramos todo...

- Y el mío, yo estaba experimentando qué se siente al embadurnar mi cuerpo de top model con nata. Nunca sabes cuándo te va a hacer falta.

- Yo me estaba duchando y para no venir desnuda, me he puesto una muñequera, aunque escotada.

Rediela, aquéllos sí fueron buenos tiempos. Eran auténticas profesionales y no fallaron nunca ninguna misión. Y si lo hicieron, a mí plim. Me bastaba con que lo intentaran y me pasaran vídeos de sus fiestas del pijama sin pijama. Nunca he sido un jefe excesivamente autoritario.

Sin embargo el tiempo es como Luis Cobos, que todo lo que toca lo estropea y al cabo de unos años me vi en la obligación de deshacer el equipo. Inga salió del grupo cuando me negué en redondo a acatar las órdenes de su sindicato que exigía cambiar el nombre por el de Los/Las Ángeles/as de Vicente/a.

A Scarlett le salió cara su afición al embadurnamiento de nata y murió obesa, con el colesterol por las nubes y devorada por una manada de calcetines salvajes.

Con Práxedes la ruptura aún fue más traumática: se me ocurrió decir que en Dénia se hacen mejores paellas que en Sueca y montada en cólera trató de asfixiarme apretándome la miembra con un cascanueces. Por suerte la llevo forrada de amianto para evitar constipados y la cosa no fue a mayores. Aunque al quitarme el forro para ver si me había dañado, me constipé. Je, si lo sabía yo.

Luego la organización decidió sustituirlas por un coche negro que hablaba, se ponía a dos ruedas para pasar por entre camiones cargados de hortalizas y estaba preparado para destruir carros de heladeros en persecuciones por las calles de San Francisco. Y a mí me asignaron como secretaria a la señora Angelines, una señora de Cuenca que no sabe kárate pero que en sus ratos libres amaestras camisetas imperio en la terraza de su casa.

Y de ella es de donde saco todos mis conocimientos sobre el mundo animal con los que impresiono a mis amigos. Y a la larga, compensa. Vaya si compensa...